El restaurante se encuentra en una terraza con vistas a la Alhambra, lo que lo convierte en un lugar ideal para disfrutar de la esencia de Granada.
Los clientes destacan que los platos estaban buenos, con una mención especial para la tarta de queso que fue increíble.
Algunos clientes mencionan que el servicio no estuvo a la altura, ya que tuvieron que esperar mucho y los camareros fueron antipáticos.