El restaurante ofrece cocina mediterránea, con una amplia gama de sabores y sensaciones que proporcionan un maridaje inolvidable para el paladar.
El restaurante nace en 1997 de la mano de Manuel Oliver, un bar céntrico en el corazón de Granada. Años más tarde, su hijo José Enrique Oliver tomó las riendas del negocio familiar y lo convirtió en el restaurante que es hoy en día.
Los comensales destacan la deliciosa y fresca comida, así como el servicio increíblemente servicial y complaciente. Además, resaltan la calidad de los platos y la atención personalizada que reciben.
El restaurante ofrece un ambiente tranquilo y acogedor, con un servicio de camareros uniformados y de trato familiar. Además, cuenta con una terraza y un comedor con manteles blancos para disfrutar de la comida en un entorno agradable.
Los comensales destacan la calidad de la comida, la atención del personal y la selección de vinos locales. Además, resaltan la tranquilidad del ambiente y la sensación de estar en un lugar acogedor y familiar.