Lo mejor del shawarma de este restaurante es la calidad del pollo, que es casero y no industrial como en otros lugares similares. Se nota que es auténtico y sabroso.
El trato en este restaurante es genial, cercano y cariñoso. El personal es muy amable y te hacen sentir como en casa.
Destaco la higiene y pulcritud con la que trabajan en este restaurante. Utilizan guantes y se aseguran de que el personal que manipula dinero no manipule la comida, lo cual es un punto a favor en términos de limpieza.
Este shawarma es el mejor que he probado porque se nota que es casero y no industrial como en otros lugares. El sabor es auténtico y delicioso, y el personal es muy amable. Sin duda, si vuelvo por Granada, repetiré seguro.